Los alimentos funcionales tienen efectos beneficiosos para la salud superiores a los de los alimentos tradicionales. Dentro de este tipo de alimentos se encuentran los prebióticos y probióticos.
¿Qué son los alimentos funcionales?
Los alimentos funcionales son aquellos que, con independencia de aportar nutrientes, han demostrado científicamente que proporcionan beneficios al organismo, mejorando el estado de salud y bienestar. Además, ejercen un papel preventivo reduciendo los factores de riesgo de la aparición de ciertas enfermedades. Los alimentos funcionales deben consumirse dentro de una dieta sana y equilibrada y en las mismas cantidades en las que habitualmente se consumen el resto de los alimentos1.
Los alimentos funcionales están especialmente indicados en los grupos de población con necesidades nutricionales especiales, estados carenciales, intolerancias a determinados alimentos, colectivos con riesgos de determinadas enfermedades (cardiovasculares, gastrointestinales, osteoporosis, diabetes, etc.) y personas mayores.1
Hoy en día, existe una gran variedad de alimentos que entran en esta categoría, entre los que se encuentran los pre y probióticos.
Prebióticos y probióticos
Los probióticos son microorganismos vivos que, al administrarse en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del huésped, mejorando las propiedades de la microflora intestinal. Las especies probióticas más conocidas son los Lactobacillus, Bifidobacterias, Saccharomyces boulardii y Streptococcus thermophilus.2
Los prebióticos son sustancias no digeribles que brindan un efecto fisiológico beneficioso al huésped, estimulando el crecimiento y/o la actividad de organismos beneficiosos y suprimiendo potencialmente bacterias nocivas. Es decir, la acción de los prebióticos es promover la proliferación de las Bifidobacterias en el colon y también de algunos Lactobacilos en el intestino delgado.2
Entre los prebióticos encontramos los oligosacáridos (fructoligosacáridos o FOS y galactoligosacáridos o GOS)2, la lactulosa, el lactitol y la inulina.
Por otro lado, los simbióticos son una combinación de un probiótico y un prebiótico, lo que permite aprovechar más los beneficios de esa unión.2
¿Cómo funcionan?
La microflora intestinal está formada por 100 billones de bacterias de aproximadamente 400 especies distintas. El intestino grueso alberga el 95% de las bacterias de nuestro cuerpo3.
La microbiota intestinal se empieza a constituir tras el nacimiento. A partir de los 2 años de vida la microflora que se ha establecido es casi definitiva y permanece muy estable durante la vida del individuo.3
En un intestino con un funcionamiento óptimo conviven en equilibrio las bacterias beneficiosas (Bifidobacterias, Lactobacillus, E. coli no patogénica) con otras patógenas (E. coli hemolítica, Clostridium perfringens, Campilobacter, Listeria). Un desequilibrio en esta microflora puede originar o favorecer el desarrollo de algunas enfermedades.3
La función principal de la microflora intestinal es la fermentación de los sustratos no digeribles de la dieta y del moco producido por el epitelio intestinal4.
Diversos estudios han demostrado que la flora bacteriana tiene una función moduladora sobre la sensibilidad y la motilidad digestiva5.
Además, también tiene un efecto modulador sobre la permeabilidad y la función barrera de la mucosa intestinal, lo que representa un mecanismo defensivo importante contra la colonización y translocación bacterianas.5
Por otro lado, varios estudios en humanos han demostrado que diferentes cepas de Bifidobacterias inducen cambios en las respuestas inmunitarias, favoreciendo un perfil antiinflamatorio que se asocia con la disminución de los síntomas abdominales de los pacientes con síndrome del intestino irritable.5
Asimismo, diferentes estudios han demostrado que las bacterias intestinales actúan sobre el eje cerebro-intestinal y el sistema nervioso central, lo que condiciona las respuestas afectivas del individuo. 5
¿En qué alimentos podemos encontrarlos?
Los probióticos se encuentran fundamentalmente en los productos lácteos fermentados, como el yogur y el kéfir.3
Los efectos beneficiosos que pueden ejercer los probióticos sobre el organismo son los siguientes:
- Mejora de la digestibilidad de la lactosa.
- Mejora de la respuesta inmunitaria.
- Regulación del tránsito intestinal.
- Regulación de los valores de colesterol plasmáticos.
- Modulación de las enfermedades atópicas.
Dentro de los prebióticos, los FOS (fructooligosacáridos) podemos encontrarlos en la miel, la cerveza, cebolla, espárragos, centeno, avena, alcachofas y plátanos.
En general, se acepta que se debe consumir más de 2 g diarios de FOS para notar sus efectos.3
La inulina, que es una fibra dietética, se encuentra presente en la cebolla, el ajo o el espárrago.4
Ventajas que se atribuyen al consumo de alimentos prebióticos3:
- Mejor absorción de calcio y magnesio.
- Mantenimiento de la salud de huesos y dientes.
- Mejora del sistema inmunitario.
- Mantenimiento de la integridad intestinal y restricción de las bacterias patógenas.
- Ayuda a disminuir las concentraciones de colesterol.
1 Aranceta, Dr. Javier, and Prof. Lluis Serra. “Guía De Alimentos Funcionales.” Fesnad, Sociedad Española De Nutrición Comunitaria, www.fesnad.org/resources/files/Publicaciones/guia_alimentos_funcionales.pdf Date Accessed (19/05/2021)
2 Guzmán Calderón, Edson, et al. “Probióticos, Prebióticos y Simbióticos En El Síndrome De Intestino Irritable.” Acta Médica Peruana, Colegio Médico Del Perú, June 2012, http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1728-59172012000200009&script=sci_arttext
3 Gimeno Creus, Eva. “Alimentos Prebióticos y Probióticos.” Offarm, Elsevier, May 2004, www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-alimentos-prebioticos-probioticos-13061800.
4 de las Cagigas Reig, Ada Lydia, and Jorge Blanco Anesto. “Prebióticos y Probióticos, Una Relación Beneficiosa.” Academia.edu, Instituto De Nutrición e Higiene De Los Alimentos, 2002, https://www.academia.edu/31523572/PREBI%C3%93TICOS_Y_PROBI%C3%93TICOS_UNA_RELACI%C3%93N_BENEFICIOSA
5 Serra, Jordi. “Microbiota Intestinal.” Atención Primaria, Elsevier, June 2016, https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-microbiota-intestinal-S0212656716301160